jueves, 9 de enero de 2014

La musa caprichosa del amanecer


La musa caprichosa del amanecer
No fue la ventolera del fin del mundo ni la metralla del granizo en las tejas lo que me desveló anoche, sino la ansiedad de que inevitablemente amanecería el 8 de enero. Desde hace veinticinco años siempre empiezo a escribir en esta fecha, más por superstición que por disciplina: temo que si empiezo otro día, el libro será un fracaso, y que si dejo pasar un 8 de enero sin escribir, ya no podré hacerlo en el resto del año.

Isabel Allende
La suma de los días





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